Por Edgar Ávila
Pachuca, Hgo.-Los sabores de los pastes mineros, los colores y paisajes de la minería, los edificios coloniales, la mezcla de culturas y, por si no fuera suficiente, los vestigios del fútbol mexicano se encuentran en un solo lugar: Real del Monte.
En la zona montañosa de Hidalgo, se divisa un pueblo cuna de la minería y del fútbol soccer, pero también origen de los tradicionales pastes de carne y papa, alimento de los hombres que cada día se dirigían a las entrañas de la tierra.
Siempre envuelta en una masa de neblina y un frío intenso, Real del Monte acaba calentando el cuerpo y el alma en sus empedradas calles fundadas hace siglos gracias a la tradición minera. Los primeros vestigios, señalan que fue en 1552 cuando las vetas de oro fueron trabajadas por Don Alfonso Pérez Zamora.
La Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, edificada a finales del siglo XVII, sólo es el preludio de un lugar mágico con sus minas Acosta y La Dificultad, donde el tiempo nos remonta y nos sitúa al lado de las máquinas originales para extraer oro.
Por supuesto, evocan aquel 1766 cuando los mineros de la veta Vizcaína estallan en la primera huelga de América en demanda de la restitución íntegra de una tradicional forma de pago extra conocida con el nombre de partido; y la llegada de los ingleses para explotar la minería con la tecnología más moderna de la época.
Un grupo de ingleses de “La compañía de Caballeros Aventureros” de las Minas del Real del Monte llegan al pueblo. Y con ellos, los pastes, una especie de empanada rellena de carne picada y papa, los cuales podían permanecer tibios al guardar el calor con el que se habían cocido.
En el Museo del Paste, es habitual ver a propios y extraños amasar la masa y rellenar la empanada colocándole en un costado una trenza hecha con la masa que servía como agarradera para los hombres que “vivían” en las profundidades de la tierra.
Nadie olvida que en esta tierra árida, pero fértil de historia se jugaron los primeros partidos de fútbol llanero, traído por los ingleses.
Y en 1900, cobijados por las compañías mineras de Pachuca y Real del Monte, se reúnen en la capital del estado para llevar a cabo el primer partido oficial de fútbol que hoy aglutina a miles en México.
Es hasta el 2009 que Real del Monte se convierte en Pueblo Mágico con todo y sus casas de máquinas, iglesia metodista, cementerio inglés, casas habitación, sus minas turísticas y sus tradicionales pastes.